11.7.10

Pertrechos para el nomadismo. Por Javier Abad




Pertrechos para el nomadismo. Texto Introductorio a la obra de Lola Marín.

Por Javier Abad

Sería muy atrevido por mi parte comenzar esta pequeña reflexión sobre la obra de Lola Marín diciendo que sus objetos sugieren una cierta idea de nomadismo y desarraigo. No conozco nada de su vida y esto es demasiado aventurado como primer acercamiento. Pido disculpas por ello. Pero también creo que su obra está construida con los objetos-memoria que todos hemos olvidados (conscientemente) y ella los recupera para que pertenezcan a algún lugar, alguna persona o narración de vida. Nos duele reconocer que son nuestros y que decidimos deshacernos de ellos para soltar el lastre de lo que no comprendemos. Oficina de Objetos Perdidos que nadie quiere recuperar. Es decir, pertrechos imprescindibles para un viaje incierto y a la misma vez, inexorable: el equipaje del doliente y el que pretende olvidar. ¿Esto no era tuyo?… escuchamos en cada objeto que se nos presenta. Afortunadamente nos prepara para ver su contenido y nos da permiso para abrir cada “lugar de la memoria” (caja, maleta o continente) y desvelar así su contenido en el objeto proyectado, en la sombra que dibuja el mundo o en la pregunta que se nos inquiere cuando se cierra una puerta pero se abre una ventana. Nada es realmente opaco o hermético, siempre queda un resquicio de luz o de esperanza que nos insinúa que la llave, la mirilla o el tirador es una manera de llegar a ella misma y hacernos partícipes del misterio. La esencia de su obra es una invitación, un esfuerzo, un recuerdo, un puente leve que sólo se atreve a cruzar el que decide adentrarse en la pregunta o el vértigo del significado. Las muletas, los apoyos, las “arquitecturas efímeras” una vez más, nos muestran su desvelo por las cosas como un verdadero proyecto social y etnográfico, arqueología del futuro que se preocupa por lo que los “otros” puedan sentir o necesitar. Lola Marín nos ayuda y nos acompaña, ha preparado los pertrechos para el viaje, el equipaje mudo y simbólico para habitar otros lugares en tránsito. Nos ofrece recambios, prótesis de lo imprescindible que hemos ido soltando como lastre en el camino. Objetos-metáfora, objetos-portadores, mediadores, descontextualizados o desarraigados de su tiempo y entorno. Botellas con mensaje que sorprenden por su intemporalidad y por causarnos extrañamiento ante las cosas que pensamos saber o conocer. Lo que permanece son los significados que se establecen, manual de instrucciones de los restos de una deriva, el kit de supervivencia de cómo habitar el mundo de otras maneras posibles, reuniendo las partes y el todo. El concepto de lo “portátil” como metáfora inexacta del nomadismo, del trasiego en la búsqueda de lo que se pueda aprovechar para reconstruir la ciudad imaginaria que es cada vida y cada existente. Como la caja de Pandora que después de abierta se cerró dejando dentro únicamente la esperanza, Lola Marín nos muestra los objetos (recordando que la etimología de la palabra objeto es "lo arrojado”) como un golpe de conciencia, para obligarnos a mirar hacia lo transitorio de los acontecimientos que no son otra cosa que nuestro propio devenir y el lugar para agarrarnos a este mundo que, como un tren, pasa veloz y hay que tomar en marcha. Lola Marín no nos permite caer en el vacío.



Javier Abad (Artista, Doctor en Bellas Artes y profesor de artes plásticas en La Salle, Madrid). Texto realizado en 2009 para las series: Arquitectura Portátil y objetos memoria.